Son los hombres, y no las mujeres, quienes están abandonando los oficios del hogar para emplearse.

En las cifras más recientes del Dane sobre el mercado laboral hay un personaje que poco a poco ha ido ganando mayor relevancia en este escenario, a tal punto que se convirtió en el arranque de esta segunda mitad del año, en un actor fundamental dentro de los nuevos puestos de trabajo que se están generando. Se trata de los amos de casa.
De acuerdo con el más reciente análisis del Observatorio del Mercado del Trabajo y la Seguridad Social, elaborado por Stefano Farné y Andrés Escobar, la estadística laboral de 2025 está dando un giro silencioso en el que la población por fuera de la fuerza de trabajo, la otra cara de la participación, cayó en el primer trimestre frente a 2024, señal de más gente entrando al mercado.
En charla con Portafolio, Stefano Farné, director de este observatorio, explicó que si bien desde abril volvió a crecer este sector, aunque con menor impulso y menos que la población en edad de trabajar, la participación está al alza y que en ese vaivén los amos de casa han tenido una influencia inesperada que vale la pena ser estudiada.
Para entender de quién se habla, Farné parte de lo básico y señala que “es un hombre como la ama de casa. En la encuesta contesta que no está ni trabajando ni buscando trabajo y, verificado eso, declara que se dedica al hogar, no trabaja en el mercado, pero sí en la casa”.
En cifras concretas, acotó que ese universo supera los 800.000 y que si en un mes pueden pasar a la ocupación unos 125.000, la fracción es “muy importante”, ya que no se trata solo de nombres que cambian de casilla sino de personas que dejan la condición de inactivos y vuelven a ofrecer su fuerza de trabajo, aunque muy probablemente como cuenta propia.
El actor inesperado
El repunte de la participación no viene de estudiantes ni de pensionados y se explica, sobre todo, en la salida de hombres que se declaraban dedicados a los oficios del hogar, ya que entre enero y julio, las salidas netas de inactividad en ese subgrupo promediaron alrededor de 125.000 hombres por mes, mientras que entre las mujeres dedicadas al hogar el cambio neto fue prácticamente nulo (en torno a 1.600 mensuales).
“Los que se declaran como amos de casa están entrando al mercado de trabajo como locos” y sostiene que lo llamativo es la asimetría por sexo y el cambio etario dentro del mismo año, si se tiene presente que “en los primeros tres meses eran personas hasta los 54 años y, de ahí en adelante, los mayores de 55”.
Adentrándose en estos datos, de las Universidad Externado señalaron que el retrato social ayuda a entender el punto de partida, puesto que siete de cada diez amos de casa tienen 55 años o más; mientras que los jóvenes (15-24) y adultos (25-54) pesan cada uno alrededor del 16%. Así mismo, su nivel educativo es bajo y apenas 17% registra educación superior; el resto se reparte entre básica (42%) y bachillerato (41%).
Dentro del hogar, sus tareas se concentran en limpiar o arreglar la casa (80%), cocinar y lavar platos (70%) y lavar/planchar ropa (57%) y su participación en cuidados es reducida, puesto que el 6% atiende a personas enfermas, con discapacidad o mayores; 4% cuida niños; 3% ayuda con tareas escolares.
“En las amas de casa el patrón cambia: casi todas cocinan (97%), lavan/planchan y limpian (94%) y una mayor proporción cuida niños (20%) o apoya tareas (10%); 7,5% declara atender a personas dependientes. La educación superior también es menor entre ellas (14%)”, dice el reporte.
Un fenómeno por estudiar
Si bien la fotografía estadística muestra un hecho consistente y es que el empuje de la participación en 2025 se sostiene en la reactivación de los amos de casa, el porqué sigue abierto y merece ser estudiado a fondo, para entender mejor los cambios de la dinámica laboral en el país.
En ese sentido, Farné advierte que lo observado durante la pandemia, con los reacomodos de roles en el hogar, no alcanza para explicarlo hoy, ya que “estamos en 2025; esos efectos deberían haber desaparecido”.
